miércoles, 16 de enero de 2013

Altos costo por accidentes de tránsito


José Rivera
Tonalá, 7 de enero de 2013, El sistema de atención a emergencias 066, de  esta ciudad recibe en promedio por semana  entre 40 y 50 reportes de accidentes de tránsito, donde un elevado porcentaje de estos recae en motociclistas. El número de accidentados podría ser mucho más alto, pues el dato no incluye a los que se accidentan en caminos de extravió, sobre todo en lugares alejados de la cabecera municipal, asi lo dio a conocer Gabriela Estrada Flores, miembro de resistencia civil.
Quien además dijo, los familiares de las victimas aparte de lamentar la  gravedad de las lesiones de su ser querido o en le peor de los casos la pérdida de vidas humanas, hay que destinar importantes recursos económicos, para resarcir el daño, o para pagar los supuestos favores, por que en este tipo de situaciones es muy dada la tranza.
Estrada Flores, además agrego es importante se consideran las horas de trabajo perdidas forzosamente por los accidentados, lo que se convierte en un daño a la economía familiar, cabe mencionar que la situación es dramática. Cuando sucede un accidente, por lo que para combatir este problema, hay que recurrir tanto a la educación vial como una asignatura en los diversos planteles educativos, asi como al castigo mas estricto de quienes incurran en infracciones de transito, siendo estas el exceso de velocidad y conducir en estado de ebriedad las mas comunes.
Se han dado algunos casos donde jóvenes han sido remitidos a prisión o se les ha aplicado alguna multa por estas causas, y los padres de estos lejos de reprender a los infractores por esta situación se inconforman con las autoridades señalándoles de maltrato o abuso de autoridad, pero cuando sus hijos están tendidos con la mirada al cielo, estos piden que las autoridades actúen cuando fueron ellos mismos quienes le quitaron esa facultad a las autoridades.
Por otra parte las autoridades de transito deben otorgar una licencia de conducir solo a quien tenga la edad suficiente y haya aprobado el examen reglamentario, porque no es raro ver a adolescentes manejando un vehículo automotor, principalmente motocicletas a altas horas de la madrugada. No hace falta decir que el número de accidentes disminuiría bastante si se cumplieran cabalmente esas exigencias básicas para un tránsito seguro.
Los motociclistas merecen un capítulo aparte. Los conductores de estos no siempre respetan la velocidad máxima establecida en los diferentes lugares, y toman hasta las mismas calles como el boulevard Hidalgo frente a la zona de bares como pistas de carrera desplazándose a 120 km por hora frente a los agentes de la policía sin que estos atinen absolutamente a nada. A más de la velocidad no permitida, muchos motociclistas no llevan cascos, sus vehículos no tienen placas, y a menudo llevan dos o más personas, incluyendo niños, también sin la protección que el reglamento de transito exige.
Los motociclistas, que constituyen el 66% de las víctimas de accidentes de tránsito, suelen llegar al hospital, borrachos, ensangrentados y con vómitos, según el propio personal de esa institución. Cabe aplicar a esos insensatos  que la ley castiga con prisión de hasta dos años o con multa al que condujera en la vía pública un vehículo sin estar en condiciones debido a la ingestión de bebidas alcohólicas. (Manejar en estado de ebriedad).
Los accidentes aumentan significativamente los fines de semana, y esto  debe ser perseguido con todo el rigor de la ley. El borracho que sufre o produce un accidente debe ir a la cárcel. la Policía debe velar estrictamente por el cumplimiento de las normas.
Las medidas correctivas sugeridas deben ser sensatas y aplicables. Por ejemplo, se ha señalado la necesidad de gravar vídeos a las motocicletas en el momento que están escandalizando en las calles antes mencionadas para desalentar su loca carrera.
Hace falta una continua campaña de concientisación respecto a la seguridad en la circulación, de modo que los conductores sepan y recuerden que lo que está en juego es su vida y la de los demás. Hay que recurrir tanto a la educación como al castigo. La correcta combinación de medidas preventivas y punitivas reducirá considerablemente las dimensiones de lo que bien podría llamarse una cotidiana tragedia.

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