martes, 21 de junio de 2016

Una sociedad polarizada perturba, el orden público: Oscar Wong

José Rivera
Tonalá, Chiapas  21 de junio de 2016, La polarización de la sociedad puede llevar a subvertir el orden, a violentar el entorno, a tomar lecturas equivocadas. Es prudente reflexionar, sin asumir posturas “revolucionarias”, evitando caer en el juego de las redes sociales o de los líderes políticos de cualquier signo o matiz ideológico que asuman. Ni el Estado es malo ni todos los manifestantes son luchadores sociales.
Con pesadumbre y preocupación, el poeta chiapaneco Oscar Wong, originario de este municipio de Tonalá, respondió a las interrogantes planteadas por este medio sobre lo que ocurre en el país y en especial, en Nochixtlán, Oaxaca. “El odio nacional se ha visto incrementado en las redes sociales. Y a muchos se les ha olvidado que la democracia constituye un conjunto de valores, no un sistema de grupo, dueño del sufragio y de la soberanía popular. Y que la tolerancia debe prevalecer en lugar de sectarismos”.
El Premio Chiapas en Artes 2015 precisó que ignora si las guerrillas –que siempre han coexistido en este México contemporáneo– o el narco hayan permeado el ejercicio del poder. “Desconozco si lo que se designa en tanto poderes fácticos tienen la mano encajada en las organizaciones sociales y gubernamentales, exacerbando el activismo, si bien hay índices perturbadores que así lo precisan. Lo que acontece en Oaxaca es terrible. Ante la beligerancia desatada, el Estado puede, y debe, recurrir al garante que por mandato del sufragio posee: el uso de la fuerza pública cuando hay actos vandálicos, delictivos, que pongan en riesgo la paz social”.
Continuó indicando que, aunque no es abogado, sabe de cierto que “la función del Estado –servir a la ciudadanía, promover los cambios que la sociedad exige y garantizar el desarrollo y la integridad de la nación– se ha metamorfoseado en insatisfacción social, en fragilidad del estado de derecho. Después de todo, el ciudadano es aquel individuo necesario para el progreso del país”.
Cuando lo cuestiono sobre algunos partidos de izquierda, que según algunos politólogos, tienen injerencia en el conflicto magisterial que ha puesto en un brete al país, el autor de “Poética del viento” precisa: “En México la izquierda asume una función pragmática, conformando anómalas coaliciones con la derecha. Y la ciudadanía –al menos en la capital mexicana– rechaza la oportunidad de sufragar y opta por el abstencionismo, o busca la alternancia en sus entidades federativas –pese a que los candidatos sean ex priistas, con enormes colas corruptas y desleales a su orígenes partidistas– en virtud de que las candidaturas independientes –todos son ex priistas o ex panistas, acota– representan espejismos, falsos silogismos de colores”.
Y explica: “Ni todos los funcionarios y políticos son corruptos ni todos los partidos son la panacea. Tampoco es válido caer en la simulada intelectualidad de los “abajofirmantes”: estoy consciente de la realidad social, soy importante, ¿dónde firmo? O, simplemente, utilizar los sambenitos de siempre: priistas, perredistas, etc., etc. para demeritar la valoración y el análisis. El ejercicio de la política inicia con el respeto de la opinión del otro”.

Cuidado y nos quemamos. O se desata un baño de sangre –concluye–. “Lo que en verdad está en juego es el proyecto de país que se desea, como bien alertó Manlio Fabio Beltrones al renunciar a la Presidencia del CEN del PRI. Cuidado con que perdamos ese modelo democrático de país. Conviene reorientar el ejercicio de la política con sensibilidad social, lealtad y honradez. Un país cuyo desarrollo se realice con transparencia y rendición de cuentas por parte de los funcionarios de todos los niveles de gobierno. 

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