José
Rivera
Tonalá,
7 de noviembre de 2012, Los hombres de acero, entre la tristeza y la melancolía
esperan llenos de ilusión que vuelvan las maquinas a sonar sus silbatos en esta
región, rieleros quienes con lágrimas en los ojos ven los vagones del
ferrocarril deteriorándose cada dia mas, lo
que significa el atraso para los pobladores, ante la falta de
circulación del transporte más económico de todos los tiempos, después de la
afectación severa que sufrieran un sin número de puentes férreos, por lo que no se puede transitar sobre las vías de la
costa, desde aquel octubre de 2005, con el huracán Stan, asi lo dio a conocer Daniel
Peña López, ex ferrocarrilero.
Quien
además dijo, El ferrocarril de la Costa dejó de circular por estos rumbos
debido a la devastación que ocasiono el
huracán Stan en Chiapas, pese a los esfuerzos de las autoridades en
coordinación con los líderes ferrocarrileros, este aún no ha podido circular
con normalidad como lo hacía hasta llegar a la franja fronteriza, lo que
abarataba la transportación de mercancías e insumos a precios muy accesibles, ahora
ante la falta de este los costos se han elevado significativamente, pagando
este los consumidores.
Peña
López, también dijo, durante mucho tiempo Tonalá, al igual que muchos
municipios de la costa vivió del ferrocarril porque los trenes se detenían allí
a cargar mercancías y pasaje. “Yo trabajaba en ferrocarriles nacionales pero
desde que dejo de circular el ferrocarril casi no hay trabajo, muchos de mis ex
compañeros han tenido que vender sus casas y se van en busca de oportunidades
laborales a otros lados, no siempre con suerte, pues han regresado peor”.
El pueblo
ha quedado circunscripto a unos pocos comercios, dos bancos con pésimo
servicio, el ferrocarril es un generador de recursos económicos y fuente de
empleo para las necesidades propias de la comunidad, por lo que es urgente su
reactivacion.
Esa
localidad costeña constituye en los hechos sólo un ejemplo de lo que le sucedió
a muchos pueblos que crecieron a orillas del ferrocarril. Cada uno de ellos fue
desapareciendo, como los que se encontraban a lo largo de las vías que vivían
de vender artesanías y alimentos regionales a los pasajeros cada vez que el
tren se detenía, por pocos minutos, en algunas de las estaciones, ahora esos
sitios son los más inseguros de esas poblaciones, pues están llenos de
indigentes.
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