martes, 13 de noviembre de 2012

Añoran ferrocarrileros los años de gloria del transporte más económico


José Rivera

Tonalá, 7 de noviembre de 2012, Los hombres de acero, entre la tristeza y la melancolía esperan llenos de ilusión que vuelvan las maquinas a sonar sus silbatos en esta región, rieleros quienes con lágrimas en los ojos ven los vagones del ferrocarril deteriorándose cada dia mas, lo  que significa el atraso para los pobladores, ante la falta de circulación del transporte más económico de todos los tiempos, después de la afectación severa que sufrieran un sin número de puentes férreos, por lo  que no se puede transitar sobre las vías de la costa, desde aquel octubre de 2005, con el huracán Stan, asi lo dio a conocer Daniel Peña López, ex ferrocarrilero.

Quien además dijo, El ferrocarril de la Costa dejó de circular por estos rumbos debido a la devastación que ocasiono  el huracán Stan en Chiapas, pese a los esfuerzos de las autoridades en coordinación con los líderes ferrocarrileros, este aún no ha podido circular con normalidad como lo hacía hasta llegar a la franja fronteriza, lo que abarataba la transportación de mercancías e insumos a precios muy accesibles, ahora ante la falta de este los costos se han elevado significativamente, pagando este los consumidores.

Peña López, también dijo, durante mucho tiempo Tonalá, al igual que muchos municipios de la costa vivió del ferrocarril porque los trenes se detenían allí a cargar mercancías y pasaje. “Yo trabajaba en ferrocarriles nacionales pero desde que dejo de circular el ferrocarril casi no hay trabajo, muchos de mis ex compañeros han tenido que vender sus casas y se van en busca de oportunidades laborales a otros lados, no siempre con suerte, pues han regresado peor”.

El pueblo ha quedado circunscripto a unos pocos comercios, dos bancos con pésimo servicio, el ferrocarril es un generador de recursos económicos y fuente de empleo para las necesidades propias de la comunidad, por lo que es urgente su reactivacion.

Esa localidad costeña constituye en los hechos sólo un ejemplo de lo que le sucedió a muchos pueblos que crecieron a orillas del ferrocarril. Cada uno de ellos fue desapareciendo, como los que se encontraban a lo largo de las vías que vivían de vender artesanías y alimentos regionales a los pasajeros cada vez que el tren se detenía, por pocos minutos, en algunas de las estaciones, ahora esos sitios son los más inseguros de esas poblaciones, pues están llenos de indigentes.

 

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