José Rivera
Tonalá, 2 de noviembre, Edificios públicos, comercios, calles, y hasta las banquetas, prácticamente todo es un obstáculo. Pese a los años de lucha para eliminar las barreras que dificultan aún más la vida de los discapacitados o personas con capacidades diferentes, poco o nada se ha podido hacer, así lo declaro María Elena Pérez Laguna, persona con este tipo de problema.
Quien además dijo en Tonalá, existe tan insensibilidad por parte de las autoridades que ni siquiera hay un estudio de accesibilidad y no se cuenta con las asociaciones para ninguna planificación, de tal manera que los afectados prácticamente están condenados a estar encarcelados en casa, a salir acompañados sin autonomía alguna o a asumir riesgos sólo con salir a la calle.
María Elena Pérez, también dijo, que aunque, en las obras de mejora de los parquecitos en algunos barrios, el Ayuntamiento debe incluir la eliminación de barreras arquitectónicas, las que se reducen a crear rampas bien hechas de acuerdo a la normatividad, no aquellas que solo sirven para hacer discapacitados, pues son trampas mortales, al grado que caen en ellas de dos a tres personas diariamente, pero no se trata de llenar la ciudad de rampas, sino de hacerlos con sentido, porque si no es así se pueden convertir en una nueva barrera.
En este sentido, María Elena Pérez, asegura que «“hay rampas colocadas en lugares inútiles porque no tienen otra enfrentada para poder continuar el camino o tienen inclinaciones imposibles de subir o rematadas en los extremos de tal manera que se pueden introducir las ruedas de las sillas y sufrir caídas, por lo que insiste en que es necesario el asesoramiento de las asociaciones, que son las que pueden aportar soluciones eficaces.
Asimismo, María Elena Pérez, destaca que el mobiliario urbano “es un despropósito y pone en riesgo especialmente a las personas ciegas o con importantes problemas visuales”.
Muchas luminarias, cestos de basura, soportes publicitarios y asientos mismos que están diseñados de tal manera que son peligrosos, porque son estrechos por la base y ensanchan después y se pueden sufrir golpes.
Tonalá, 2 de noviembre, Edificios públicos, comercios, calles, y hasta las banquetas, prácticamente todo es un obstáculo. Pese a los años de lucha para eliminar las barreras que dificultan aún más la vida de los discapacitados o personas con capacidades diferentes, poco o nada se ha podido hacer, así lo declaro María Elena Pérez Laguna, persona con este tipo de problema.
Quien además dijo en Tonalá, existe tan insensibilidad por parte de las autoridades que ni siquiera hay un estudio de accesibilidad y no se cuenta con las asociaciones para ninguna planificación, de tal manera que los afectados prácticamente están condenados a estar encarcelados en casa, a salir acompañados sin autonomía alguna o a asumir riesgos sólo con salir a la calle.
María Elena Pérez, también dijo, que aunque, en las obras de mejora de los parquecitos en algunos barrios, el Ayuntamiento debe incluir la eliminación de barreras arquitectónicas, las que se reducen a crear rampas bien hechas de acuerdo a la normatividad, no aquellas que solo sirven para hacer discapacitados, pues son trampas mortales, al grado que caen en ellas de dos a tres personas diariamente, pero no se trata de llenar la ciudad de rampas, sino de hacerlos con sentido, porque si no es así se pueden convertir en una nueva barrera.
En este sentido, María Elena Pérez, asegura que «“hay rampas colocadas en lugares inútiles porque no tienen otra enfrentada para poder continuar el camino o tienen inclinaciones imposibles de subir o rematadas en los extremos de tal manera que se pueden introducir las ruedas de las sillas y sufrir caídas, por lo que insiste en que es necesario el asesoramiento de las asociaciones, que son las que pueden aportar soluciones eficaces.
Asimismo, María Elena Pérez, destaca que el mobiliario urbano “es un despropósito y pone en riesgo especialmente a las personas ciegas o con importantes problemas visuales”.
Muchas luminarias, cestos de basura, soportes publicitarios y asientos mismos que están diseñados de tal manera que son peligrosos, porque son estrechos por la base y ensanchan después y se pueden sufrir golpes.
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