José Rivera
Tonalá, 26 de octubre, Para poder comprar artículo a crédito se necesita demostrar solvencia económica o títulos de propiedad y cuando no lo hay el único recurso disponible es pedir que alguien sea tu aval. Antes tu familia con gusto te apoyaba y confía en ti, pero ahora los tiempos de crisis nos han obligado a pensarlo un poco mas, al grado de negarnos a toda costa, así lo dijo el Lae, Hugo Trinidad Pérez, quien ahora presionado vía telefónica por haber servido de aval.
Quien además dijo con pasado el tiempo ya nadie quiere ser cuando te piden que por favor le sirvas de aval para hacer una compra. Y a pesar que conoces muy bien a la persona y confías en él, algunas personas te recomiendan que te niegues y que no te confíes mucho, por que te meterás en problemas de gratis.
La realidad es esta, ser aval requiere asumir una responsabilidad que pone en riesgo tu propio patrimonio. Entonces, comienzas a dudar porque escuchas historias de personas que han perdido su patrimonio, principalmente su tranquilidad, al recibir llamadas intimidantes por teléfono, o que llegan cobradores groseros en motocicletas, por haber sido aval de personas que no pudieron cumplir con el compromiso adquirido (puede deberse a que perdió el empleo o a una eventualidad que está fuera de su control) o simple y sencillamente es un vulgar tranza.
Una vez que firmas como aval estás asumiendo la responsabilidad de liquidar el adeudo que contrae la persona que adquiere el compromiso (compra de mercancías a crédito, hipoteca, arrendamiento, etc.). Si esta persona deja de hacer sus pagos, automáticamente el acreedor acude a ti para que asumas la responsabilidad de los mismos y de los gastos que se hayan generado por el incumplimiento temporal (digamos, intereses moratorios, y ahí empieza tu calvario).
Si como aval no cumples tampoco con los pagos, el acreedor tiene derecho a ejercer acción penal para que se liquide el adeudo y está en juego el patrimonio que hayas presentado como garantía en el contrato (tu casa, tu auto, etc.). En caso de que tuvieras que responder con tu patrimonio, también quedará asentado como antecedente en tu historial crediticio, lo que hará más complicado que pudieras adquirir en el futuro un financiamiento para ti, pues aparecerás en el buró de crédito, aunque esto sea por un celular chafa de esos que venden en las tiendas de pagos chiquitos que cuentan 300 pesos pero ahí pagaras 3000, por ese mismo producto.
No estás exento de que un familiar o amistad cercana te pidan este gran favor. En este caso, tienes que sopesar las circunstancias. ¿Para qué desean el crédito? ¿Para un auto, una ampliación de su casa o para un caso de vida o muerte? ¿Qué tanto perderás tú si tienes que responder como aval?
Necesitarás una larga conversación con la persona que te pide que firmes como aval. Debe conocer los riesgos que corres al ser aval. Debe quedar claro cuál es su solvencia y conocer si tienen una fuente de ingresos segura para cumplir con el compromiso. Si lo crees prudente, consulta a un abogado para conocer los riesgos reales. Si después de esta investigación no te sientes segura para ser aval, será mejor negarte. No temas que haya una enemistad; si esa persona te estima, tarde o temprano entenderá tu posición.
Tonalá, 26 de octubre, Para poder comprar artículo a crédito se necesita demostrar solvencia económica o títulos de propiedad y cuando no lo hay el único recurso disponible es pedir que alguien sea tu aval. Antes tu familia con gusto te apoyaba y confía en ti, pero ahora los tiempos de crisis nos han obligado a pensarlo un poco mas, al grado de negarnos a toda costa, así lo dijo el Lae, Hugo Trinidad Pérez, quien ahora presionado vía telefónica por haber servido de aval.
Quien además dijo con pasado el tiempo ya nadie quiere ser cuando te piden que por favor le sirvas de aval para hacer una compra. Y a pesar que conoces muy bien a la persona y confías en él, algunas personas te recomiendan que te niegues y que no te confíes mucho, por que te meterás en problemas de gratis.
La realidad es esta, ser aval requiere asumir una responsabilidad que pone en riesgo tu propio patrimonio. Entonces, comienzas a dudar porque escuchas historias de personas que han perdido su patrimonio, principalmente su tranquilidad, al recibir llamadas intimidantes por teléfono, o que llegan cobradores groseros en motocicletas, por haber sido aval de personas que no pudieron cumplir con el compromiso adquirido (puede deberse a que perdió el empleo o a una eventualidad que está fuera de su control) o simple y sencillamente es un vulgar tranza.
Una vez que firmas como aval estás asumiendo la responsabilidad de liquidar el adeudo que contrae la persona que adquiere el compromiso (compra de mercancías a crédito, hipoteca, arrendamiento, etc.). Si esta persona deja de hacer sus pagos, automáticamente el acreedor acude a ti para que asumas la responsabilidad de los mismos y de los gastos que se hayan generado por el incumplimiento temporal (digamos, intereses moratorios, y ahí empieza tu calvario).
Si como aval no cumples tampoco con los pagos, el acreedor tiene derecho a ejercer acción penal para que se liquide el adeudo y está en juego el patrimonio que hayas presentado como garantía en el contrato (tu casa, tu auto, etc.). En caso de que tuvieras que responder con tu patrimonio, también quedará asentado como antecedente en tu historial crediticio, lo que hará más complicado que pudieras adquirir en el futuro un financiamiento para ti, pues aparecerás en el buró de crédito, aunque esto sea por un celular chafa de esos que venden en las tiendas de pagos chiquitos que cuentan 300 pesos pero ahí pagaras 3000, por ese mismo producto.
No estás exento de que un familiar o amistad cercana te pidan este gran favor. En este caso, tienes que sopesar las circunstancias. ¿Para qué desean el crédito? ¿Para un auto, una ampliación de su casa o para un caso de vida o muerte? ¿Qué tanto perderás tú si tienes que responder como aval?
Necesitarás una larga conversación con la persona que te pide que firmes como aval. Debe conocer los riesgos que corres al ser aval. Debe quedar claro cuál es su solvencia y conocer si tienen una fuente de ingresos segura para cumplir con el compromiso. Si lo crees prudente, consulta a un abogado para conocer los riesgos reales. Si después de esta investigación no te sientes segura para ser aval, será mejor negarte. No temas que haya una enemistad; si esa persona te estima, tarde o temprano entenderá tu posición.
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