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José Rivera
Anillos de matrimonio, regalos, joyas de la infancia y los recuerdos sentimentales que les une a estas alhajas, a partir de hoy serán la salvación de muchos Costeños que van en busca de sobrevivir la cuesta de enero.
Las casas de empeño en la region, se vieron muy visitadas desde temprana hora, porque para muchos, enero es el mes más cruel: cuando apenas empieza a apagarse la risa, euforia, júbilo y la alegría que desbordaba en los últimos días de diciembre, un baldazo de agua fría congela a los costeños con angustia, ansiedad, estrés y depresión: la cascada de incrementos en los precios y tarifas de servicios públicos, y el tan sonado aumento a las gasolinas, que por ende aumentara todo, con el consecuente aumento en diversos bienes de la canasta básica.
Y si bien la "cuesta de enero" -metáfora tan precisa como dolorosa en su descripción de la realidad a la que se enfrentan los habitantes de la región en este mes de enero- aún no llega la quincena y ya se registra afluencia en las casas de empeño debido a que el aguinaldo no alcanza para los Reyes Magos y para salir el mes, debido a la falta de previsión.
"Yo soy albañil y como no recibo aguinaldo y mi señora no trabaja pues hay que completar para los Reyes de los chamacos, por eso vine aquí a empeñar unas alhajitas para ver si así me alcanza", señala Rogelio Guzmán Castro.
"El aguinaldo no me alcanzó para nada porque no fue considerable y como son muchos los gastos que tenemos, también necesito completar el consumo del mes antes de que se venga el mero día, y por eso vengo aquí a empeñar los anillos de matrimonio a ver si con eso me alcanza", dice José Carlos Rodríguez, empleado de un centro comercial.
"Nos quedamos sin un cinco en la Navidad, ahora hay que enfrentar algunos gastos como es el pago del predial, el gas y lo que se vaya necesitando porque el año pinta difícil", señala Misael Tirado Peralta.
La falta de liquidez al inicio del año es un fenómeno cíclico, estacional, las circunstancias de este principio de año son aún más gravosas: la crisis ya se siente en los bolsillos, aunado a esto se suman los gastos no controlados en las fiestas que acaban de concluir.
Ya no basta con recortar el presupuesto semanal para sobrellevar las emergencias económicas que a diario van a enfrentar, ahora tendrán que desempolvar recuerdos familiares, preciadas joyas e incluso herramientas de trabajo, para empeñarlas y obtener unos centavos más que les ayuden a financiar sus necesidades básicas.
La disminución de oportunidades de trabajo y los bajos sueldos ha tocado muy de cerca el bolsillo de las familias quienes ante la imposibilidad de acceder a un crédito bancario, recurren a las casas de empeño para solicitar un préstamo.
Tomás Bustamante acude regularmente a una conocida casa de empeño a comprar las herramientas que requiere para trabajar en la construcción pues, asegura, son un 30 por ciento más baratos, pero ayer cuando cruzó la puerta de la tienda lo hizo con otro objetivo: empeñar esas mismas herramientas pues, a pesar de contar con dos trabajos, necesita salir de una emergencia económica que se le presentó.
"Ya tengo tres semanas sin trabajo, todo está muy caro y debo pagar el predial y la guardería de mi hijo, soy viudo y me las veo negras para salir adelante, pero tengo fe que pronto vendrá la chamba y sacar mis herramientas de trabajo", dice.
Aunque aseguran que el dinero que les ofrece por los artículos que empeñan, no es el que realmente esperan, la necesidad y apuro los obliga a aceptarlo y acatar las condiciones de devolución que establecen los 'nuevos bancos' de los pobres.
Anillos de matrimonio, regalos, joyas de la infancia y los recuerdos sentimentales que les une a estas alhajas, a partir de hoy serán la salvación de muchos Costeños que van en busca de sobrevivir la cuesta de enero.
Las casas de empeño en la region, se vieron muy visitadas desde temprana hora, porque para muchos, enero es el mes más cruel: cuando apenas empieza a apagarse la risa, euforia, júbilo y la alegría que desbordaba en los últimos días de diciembre, un baldazo de agua fría congela a los costeños con angustia, ansiedad, estrés y depresión: la cascada de incrementos en los precios y tarifas de servicios públicos, y el tan sonado aumento a las gasolinas, que por ende aumentara todo, con el consecuente aumento en diversos bienes de la canasta básica.
Y si bien la "cuesta de enero" -metáfora tan precisa como dolorosa en su descripción de la realidad a la que se enfrentan los habitantes de la región en este mes de enero- aún no llega la quincena y ya se registra afluencia en las casas de empeño debido a que el aguinaldo no alcanza para los Reyes Magos y para salir el mes, debido a la falta de previsión.
"Yo soy albañil y como no recibo aguinaldo y mi señora no trabaja pues hay que completar para los Reyes de los chamacos, por eso vine aquí a empeñar unas alhajitas para ver si así me alcanza", señala Rogelio Guzmán Castro.
"El aguinaldo no me alcanzó para nada porque no fue considerable y como son muchos los gastos que tenemos, también necesito completar el consumo del mes antes de que se venga el mero día, y por eso vengo aquí a empeñar los anillos de matrimonio a ver si con eso me alcanza", dice José Carlos Rodríguez, empleado de un centro comercial.
"Nos quedamos sin un cinco en la Navidad, ahora hay que enfrentar algunos gastos como es el pago del predial, el gas y lo que se vaya necesitando porque el año pinta difícil", señala Misael Tirado Peralta.
La falta de liquidez al inicio del año es un fenómeno cíclico, estacional, las circunstancias de este principio de año son aún más gravosas: la crisis ya se siente en los bolsillos, aunado a esto se suman los gastos no controlados en las fiestas que acaban de concluir.
Ya no basta con recortar el presupuesto semanal para sobrellevar las emergencias económicas que a diario van a enfrentar, ahora tendrán que desempolvar recuerdos familiares, preciadas joyas e incluso herramientas de trabajo, para empeñarlas y obtener unos centavos más que les ayuden a financiar sus necesidades básicas.
La disminución de oportunidades de trabajo y los bajos sueldos ha tocado muy de cerca el bolsillo de las familias quienes ante la imposibilidad de acceder a un crédito bancario, recurren a las casas de empeño para solicitar un préstamo.
Tomás Bustamante acude regularmente a una conocida casa de empeño a comprar las herramientas que requiere para trabajar en la construcción pues, asegura, son un 30 por ciento más baratos, pero ayer cuando cruzó la puerta de la tienda lo hizo con otro objetivo: empeñar esas mismas herramientas pues, a pesar de contar con dos trabajos, necesita salir de una emergencia económica que se le presentó.
"Ya tengo tres semanas sin trabajo, todo está muy caro y debo pagar el predial y la guardería de mi hijo, soy viudo y me las veo negras para salir adelante, pero tengo fe que pronto vendrá la chamba y sacar mis herramientas de trabajo", dice.
Aunque aseguran que el dinero que les ofrece por los artículos que empeñan, no es el que realmente esperan, la necesidad y apuro los obliga a aceptarlo y acatar las condiciones de devolución que establecen los 'nuevos bancos' de los pobres.
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