José Rivera
El aumento de indigentes es alarmante en esta población. Cada día es más frecuente ver personas mendigando en las calles, la explanada de la iglesia de san Francisco y diversas parroquias, así como en mercados y parques.
“Es una realidad el aumento de indigentes; al menos en esta parte la mayoría son personas adultas. A diferencia de otras ciudades, donde abundan jóvenes y niños abandonados. Y este sector va en aumento ante la falta de interés de sus familias, ya que algunas los abandonan o, bien, son personas originarias de otros lugares que por alguna razón llegan a la costa”, manifestó Zoila González Hernández, comerciante del centro de ciudad
La mayoría de los indigentes pide apoyo económico para subsistir y comprar algún tipo de alucinógeno o bebida embriagante para mitigar el hambre, causando una mala imagen en general, ya que son un reflejo de la pobreza extrema.
Actualmente, en la cabecera municipal merodean unos diez indigentes, ocho hombres de entre 28 a 60 años de edad, y dos mujeres de a 35 y 45 años. Aunque algunos reciben atención médica y de otro tipo por el DIF. Municipal, mismas que por decisión propia acude a recibir el medicamento para poder controlar su problema mental y tener mejor calidad de vida. Los demás se dedican a vagar por el municipio, así como la carretera federal y los ríos, donde buscan los residuos de alimentos.
El DIF. No tiene la capacidad ni el derecho de actuar por si solo, con el problema. Quienes se interesen deben acudir al sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), a cargo de la primera dama Adolfina Malpica de González, Por su parte la institución exhorta a todos hacer conciencia por aquellos que no tienen dónde vivir, qué comer y vestir; darles un poco de lo que tenemos y sobrellevar la situación; no temerles o hacerlos a un lado”, indicó.
Sin embargo, algunos vecinos del centro, así como feligreses que acuden a misa, se quejan de que algunos pordioseros les han insultado con palabras altisonantes.
“Hay algunos necesitados que muchos les dan desde comida hasta ropa, pero hay un joven en especial que su familia lo deja salir a la calle y cuando tiene hambre te quita la comida; y otros que en lugar de decir gracias te dicen enojados que quieren dinero”, comentó María Osorio, vecina del barrio San Sebastian..
El aumento de indigentes es alarmante en esta población. Cada día es más frecuente ver personas mendigando en las calles, la explanada de la iglesia de san Francisco y diversas parroquias, así como en mercados y parques.
“Es una realidad el aumento de indigentes; al menos en esta parte la mayoría son personas adultas. A diferencia de otras ciudades, donde abundan jóvenes y niños abandonados. Y este sector va en aumento ante la falta de interés de sus familias, ya que algunas los abandonan o, bien, son personas originarias de otros lugares que por alguna razón llegan a la costa”, manifestó Zoila González Hernández, comerciante del centro de ciudad
La mayoría de los indigentes pide apoyo económico para subsistir y comprar algún tipo de alucinógeno o bebida embriagante para mitigar el hambre, causando una mala imagen en general, ya que son un reflejo de la pobreza extrema.
Actualmente, en la cabecera municipal merodean unos diez indigentes, ocho hombres de entre 28 a 60 años de edad, y dos mujeres de a 35 y 45 años. Aunque algunos reciben atención médica y de otro tipo por el DIF. Municipal, mismas que por decisión propia acude a recibir el medicamento para poder controlar su problema mental y tener mejor calidad de vida. Los demás se dedican a vagar por el municipio, así como la carretera federal y los ríos, donde buscan los residuos de alimentos.
El DIF. No tiene la capacidad ni el derecho de actuar por si solo, con el problema. Quienes se interesen deben acudir al sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), a cargo de la primera dama Adolfina Malpica de González, Por su parte la institución exhorta a todos hacer conciencia por aquellos que no tienen dónde vivir, qué comer y vestir; darles un poco de lo que tenemos y sobrellevar la situación; no temerles o hacerlos a un lado”, indicó.
Sin embargo, algunos vecinos del centro, así como feligreses que acuden a misa, se quejan de que algunos pordioseros les han insultado con palabras altisonantes.
“Hay algunos necesitados que muchos les dan desde comida hasta ropa, pero hay un joven en especial que su familia lo deja salir a la calle y cuando tiene hambre te quita la comida; y otros que en lugar de decir gracias te dicen enojados que quieren dinero”, comentó María Osorio, vecina del barrio San Sebastian..
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