Jose Rivera
Hoy es un día especial
para felicitar a los discípulos de Jean Henry Dunant, ciudadano ejemplar, nacido en Ginebra Suiza, el
8 de mayo de 1828, hombre de negocios, filántropo y activista de la causa
humanitaria, y primer Premio Nobel de la Paz en 1901, banquero que dejo todo
por servir al prójimo teniendo su mayor referente en la batalla del Solferino, a
quien con cariño llamaban el hombre de blanco
Los tiempos actuales
exigen que estos socorristas voluntarios, héroes verdaderos se capaciten constantemente
en la escuela de técnicos en urgencias médicas para poder hacer esta humanitaria labor en ambulancias, aun cuando
esta actividad se realice de formas voluntaria en su gran mayoría, pues el
trabajar con vidas humanas y el servicio así lo exige.
Para formar parte de
los grupos voluntarios como el caso de la Cruz Roja, para ser socorrista, es
necesario contar con un trabajo o estar estudiando, puede realizar ambas actividades
para ser aceptado en el activo, ello será un garante de que no se trata de una
persona ociosa, pues se busca tener filtros para evitar el ingreso de personas
indeseables a estos tipos de organismo, sobre todo que no lucren con la
actividad humanitaria.
Existen algunos
sujetos voluntariosos que han llegado a las instituciones a causar daño a
tranzar a despotricar como merolicos y tienen la habilidad para engañar a las
personas, el tiempo se encargara de hacerles saber su pobreza de espíritu, la
labor de un verdadero socorrista va más allá de pedir un recurso a cambio de su
actividad, ya que servir es una bendición.
Ser socorrista
voluntario es una actividad muy cara pues solamente adquirir un uniforme reglamentario
supera los 1500 pesos por lo que muchos de ellos no tienen el recurso
suficiente para su compra, asi como también los equipos como son cascos,
guantes, botiquín, equipos médicos prehospitalarios, insumos, capacitación constante,
entre otros.
Dios bendiga al verdadero
socorrista, a aquel que entiende lo que es ser humano y antepone el principio
de altruismo y filantropía al de sus propios intereses, siendo ejemplo para sus
compañeros, aun cuando no cuente con el reconocimiento expreso de las autoridades
y en muchos casos ni de sus propios familiares, quienes realizan esta actividad
saben que su integridad física siempre está expuesta, el socorrista es un persona
ordinaria que hace cosas extraordinarias.
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