José Rivera
Sin duda, uno de los aspectos que más cambia en las ciudades con su crecimiento es el paisaje y la vegetación: sólo las personas mayores pueden recordar a Tonalá como un tranquilo pueblo con mucha vegetación, de los cuales quedan algunos tristes ejemplares ahogados entre el cemento; o del característico paisaje de la unidad deportiva, de los que únicamente quedan algunos, o la tragedia del árbol de pochota de la entrada, que fue capaz de vivir durante años, pero no de subsistir a la modernidad. Pues en su interior le ponen fuego para que se seque y poder aserrarlo. Así lo dio a conocer el Prof. Pablo Jimeno Prado, preparador físico.
Quien además dijo Pocas cosas naturales sobreviven hoy con el crecimiento de las ciudades; sin embargo, todas tienen en mayor o menor medida jardines, parques y árboles en las calles que tenazmente se aferran a la vida en nuestras sufridas banquetas y camellones. Tonalá, no es la excepción; los que habitamos en la ciudad aún podemos disfrutar de algunas zonas arboladas. Estas en peligro de extinción.
Desde tiempos ancestrales, los árboles así como los parques y jardines han formado parte sustancial de nuestra cultura, ya que somos herederos de una gran tradición de cariño hacia las plantas; por ello existen numerosos lugares para disfrutar una agradable tarde en compañía de los amigos, un sitio para que los pequeños lo pinten de colores con sus incansables juegos y corretizas o un espacio de reflexión e intercambio de las interminables historias de los abuelos. Como el parque Matamoros, uno de los mejor conservados gracias a la participación de los vecinos, que exigen a las autoridades.
Los parques, y en especial los árboles, han sido y serán agentes de vital importancia en el mejoramiento ambiental y la recreación. Aunque éste sea actualmente un tema de moda, desde los inicios existió esa preocupación. De hecho, ésa fue la idea que dio origen al parque Mariano Matamoros, para la recreación del pueblo”. No pasaría mucho tiempo antes de que los árboles fueran utilizados nuevamente a favor de la salud, en este caso muy cerca del centro, en aquel entonces estaba en las afueras de la ciudad. Fue necesario plantarlos para limpiar
En las ciudades, los árboles son bienes valiosos que requieren cuidado y mantenimiento. Representan para muchas personas el último elemento cotidiano de la naturaleza, además de que trabajan las 24 horas del día para mejorar nuestro ambiente y calidad de vida. Agregan belleza a nuestro alrededor, sensaciones de paz, armonía y relajamiento. Inclusive está comprobado que personas enfermas cuya habitación tenga vista hacia un jardín o hacia la copa de algunos árboles, se recuperan más rápidamente. Por ello, mucho antes de que tal hipótesis se comprobara, un gran número de centros de salud se ubicaban entre jardines, de los cuales sólo quedan algunos.
Pero en el caso específico donde se señala la falta de conciencia para conservar los árboles prefieren que estos se sequen para comercializar como leña.
Sin duda, uno de los aspectos que más cambia en las ciudades con su crecimiento es el paisaje y la vegetación: sólo las personas mayores pueden recordar a Tonalá como un tranquilo pueblo con mucha vegetación, de los cuales quedan algunos tristes ejemplares ahogados entre el cemento; o del característico paisaje de la unidad deportiva, de los que únicamente quedan algunos, o la tragedia del árbol de pochota de la entrada, que fue capaz de vivir durante años, pero no de subsistir a la modernidad. Pues en su interior le ponen fuego para que se seque y poder aserrarlo. Así lo dio a conocer el Prof. Pablo Jimeno Prado, preparador físico.
Quien además dijo Pocas cosas naturales sobreviven hoy con el crecimiento de las ciudades; sin embargo, todas tienen en mayor o menor medida jardines, parques y árboles en las calles que tenazmente se aferran a la vida en nuestras sufridas banquetas y camellones. Tonalá, no es la excepción; los que habitamos en la ciudad aún podemos disfrutar de algunas zonas arboladas. Estas en peligro de extinción.
Desde tiempos ancestrales, los árboles así como los parques y jardines han formado parte sustancial de nuestra cultura, ya que somos herederos de una gran tradición de cariño hacia las plantas; por ello existen numerosos lugares para disfrutar una agradable tarde en compañía de los amigos, un sitio para que los pequeños lo pinten de colores con sus incansables juegos y corretizas o un espacio de reflexión e intercambio de las interminables historias de los abuelos. Como el parque Matamoros, uno de los mejor conservados gracias a la participación de los vecinos, que exigen a las autoridades.
Los parques, y en especial los árboles, han sido y serán agentes de vital importancia en el mejoramiento ambiental y la recreación. Aunque éste sea actualmente un tema de moda, desde los inicios existió esa preocupación. De hecho, ésa fue la idea que dio origen al parque Mariano Matamoros, para la recreación del pueblo”. No pasaría mucho tiempo antes de que los árboles fueran utilizados nuevamente a favor de la salud, en este caso muy cerca del centro, en aquel entonces estaba en las afueras de la ciudad. Fue necesario plantarlos para limpiar
En las ciudades, los árboles son bienes valiosos que requieren cuidado y mantenimiento. Representan para muchas personas el último elemento cotidiano de la naturaleza, además de que trabajan las 24 horas del día para mejorar nuestro ambiente y calidad de vida. Agregan belleza a nuestro alrededor, sensaciones de paz, armonía y relajamiento. Inclusive está comprobado que personas enfermas cuya habitación tenga vista hacia un jardín o hacia la copa de algunos árboles, se recuperan más rápidamente. Por ello, mucho antes de que tal hipótesis se comprobara, un gran número de centros de salud se ubicaban entre jardines, de los cuales sólo quedan algunos.
Pero en el caso específico donde se señala la falta de conciencia para conservar los árboles prefieren que estos se sequen para comercializar como leña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario